Autopsia de un extraterrestre

 

Al salir de la escuela, tenía dos alternativas para llegar a mi casa: una por la calle 360, cuyas primeras cuadras eran de tierra; y la otra sobre la Avenida 361, que daba a un monótono asfaltado gris con estrías negras de brea. Siempre optaba por salir por la segunda. Pero el estado asfáltico, no era el único motivo por el cual lo decidía, ya que el barro en las lluvias era moneda corriente en mi barrio y ya estaba acostumbrado. De hecho, si salía por ese lado, me daba la posibilidad de cortar camino y llegar más rápido a mi casa. La particularidad que hacía inclinar la balanza por sobre la avenida, era la gran variedad de sus veredas. Los caminos reservados para los peatones, eran embellecidos con diversas plantas y árboles por sus propietarios y, además, cada uno de ellos tenían su propio criterio para adornarlas: baldosas, piedras pulidas, lajas y adoquines; contrastando lo moderno con lo rústico de aquellas que solo eran hechas de hormigón y divididos por líneas con una regla, cuando todavía el cemento se encontraba fresco.

Continuar leyendo «Autopsia de un extraterrestre»